Carpe diem

Tengo que dejar las compras compulsivas, en mi último arrebato me había lanzado a una tienda Movistar (lo mío es muy grave) y me había comprado un móvil que tenía de todo; cámara de 3 megapíxeles con infrarrojos, tribanda + tuna, navegador gps y mp3 con altavoces integrados de 30 watios.
Ahí estaba yo en medio del vagón de metro configurando el móvil y probando los chupitonos reales que traía para ver cual dejaba por defecto. Subí el volumen para comprobar que lo de los 30 watios era real y ¡vaya si lo era! parecía increíble que de una cosita tan pequeña saliese tanto ruido. Pero entonces me entró el sentimiento de culpa, ¡qué gilipollas!, 400 eurazos más doce meses con un contrato mínimo de 60 euros al mes en llamadas. Regodeándome en mi estupidez estaba cuando percibí que todo el vagón de metro me miraba a mí y a mi pequeño atronador. En ese momento lo ví claro, si un tío con un amplificador a toda pastilla y tocando los pajaritos con el acordeón podía ganarse la vida, yo utilizaría mis dos horas diarias de viaje en metro para pedir dinero con mi móvil.