Harto de estar harto me harté de hartarme. De no sentirme amado, querido, sentido, menospreciado incluso, me sentí en lo más profundo herido. Las heridas no me afectaban, tampoco los heridos y el afecto que antes fingíais profesarme no causó el efecto que esperabáis, me despertó las neuronas, empecé a usar el intelecto, resurgí del abismo en el que me habíais sumergido, por mí mismo y aunque jodido, conseguí levantarme y salir del olvido. Os partí la cara, pero no a hostias sino a palabras, duele más el revés de unas sílabas conjuntadas que un puñetazo de esos que te deja colgando la baba. Porque unas frases con mala leche hiladas, repercuten en las razones y en los corazones, aunque momentáneamente joda más una patada en los cojones, el largo camino de las palabras es el que queda.
- Sí, pero yo le reventé los huevos.
- Y él a ti la vida.
Es curioso cómo, a veces, desde el ocaso, puedes resurgir y condenar a los odiados al fracaso. Y sentir lo que el ave Fénix al transmutar, nacer, crecer, cobrar vida de nuevo y que te importe un huevo el que intenten hacerte fracasar. Y no es el caso, que no me acuso de ser adicto a la venganza, que me gusta, me atrae siempre que sea justa, porque una vez hecho el trabajo, me entrego a la holganza y a la desidia en su acepción de inercia, a ver lo que se tercia, a vagar sin rumbo fijo si nadie lo remedia, sintiéndome como el Dios de los creyentes, ensimismado en su regocijo.
-¿Mientes?
- Fijo.
2 comentarios:
cuando lo lei por primera vez me gusto mucho.
ahora me gusta mucho mas.-
Me he quedao helao.
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